Voces del Desierto

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¡Salud, puños y flores para Mario Benedetti!


El 17 de mayo de 2009 moría en su capital uruguaya el poeta y escritor Mario Benedetti. Tenía 88 años. Hace 24 años que tuve ocasión de encontrarme con él por primera vez. Junto a Rafael Alberti, ámbos presentaban una exposicón artística y literaria destinada a obtener fondos para ayudar a Nicaragua. Había leido bastantes cosas suyas y deseaba poder saludarlos. No pude resistir acercarme a ellos,  estrechar sus manos e intercambiar con ellos mis primeras palabras.

Querido Mario Benedetti:

Hace unos días escribía un e-mail a mi amiga y compañera, la periodista Pilar del Río. El objeto del mismo era preguntarle sobre tu estado de salud. Sabía que estabas muy enfermo. Pilar (pareja del Nóbel José Saramágico, como le llamo desde que tuve el honor de que me presentara mi primer libro), había hecho un llamamiento desde la web de la Casa de América para que todos te homenajeáramos, leyendo tus obras y recitando tus poemas.

Sabíamos de tu enfermedad e ingreso hospitalario. Hoy nos ha llegado la triste noticia de tu muerte a los 88 años de edad en esa tierra uruguaya que te vio nacer.

“Con Nicaragua” y una artimaña periodística en la Casa de América

La primera vez que pude hablar contigo fue el 23 de noviembre de 1985 (24 años atrás). Tenía entonces yo 21 años. Fue en el acto Por Nicaragua que junto a Luis Eduardo Aute y otros muchos pintores, escritores y poetas, presentaste junto al inolvidable Rafael Alberti, en una sala de arte de Madrid. Aun conservo aquel libro que los dos me firmasteis “CON NICARAGUA”, cuya portada ilustrasteis con un dibujo de Alberti. Recuerdas amigo Mario… Aun conservo con cariño esa obra especial y el folleto de una exposición, que supuso también mi primer contacto con Rafael Alberti. No pude comprar un lienzo para apoyar a Nicaragua, pero si ese libro que leí con entusiasmo y pasión.

Y aquellos libros tuyos que leí -que en este instante no sabría situar cronológicamente- sin tirar de bibliografía: “el amor, las mujeres y la vida” (con su precioso audio en tu voz), “vivir adrede”, “el cumpleaños de Juan Ángel”, “gracias por el fuego”, “la tregua”, “buzón de tiempo”, “andamios”, “geografías”, etc.…

Recuerdo aquel curso en El Escorial sobre tu obra, tu cariño, tu sensibilidad poética y tu tristeza existencial. Me dijiste que además de vivencias y convicciones, el poeta debe transmitir sentimientos y ser capaz de emocionar a sus lectores. Tú lo hacías en cada parrafo de tus páginas.

También corre por mi memoria aquella vez -que acompañado por mi pareja- intenté acceder entre el público a una conferencia que dictabas en La Casa de América. No me quedó más remedio que echar mano de mi acreditación como periodista para lograr entrar. Impresionaba la avalancha de gente que quería oírte. Muchos no pudieron llegar al auditorio. Pero yo lo conseguí. Hablamos sobre la melancolia y nostalgia de tu obra «en el exilio» y te realicé unas retratos fotogradicos a color que deben andar en alguno de mis álbumes de recuerdos de antaño, cuando siendo muy niño, en pleno franquismo, sin saber muy bien el significado de las palabras «democracia» y «libertad», iba persiguiendo las ilusionantes palabras de escritores, poetas y malabaristas de las letras, comprometidos por un mundo mejor.

La muerte, muy presente en su obra

Y entre las paginas de uno de tus libros firmados que conservo, aparece una entrevista que concediste en junio de 2002 a El País, durante tu participación en la Feria del Libro de Madrid. Tenías 81 años y medio, y de lo primero que hablase fue de la muerte. Comentabas que a esa edad debías acostumbrarte a la idea. Acababas de salir triunfante del hospital tras haber sido ingresado por un problema de corazón. Presentabas “insomnios y duermevelas” asegurando sin rubor que la muerte estaba muy presente en tu nueva obra.

Y hoy a tus 88 años esta muerte inapelable no te ha dado tregua. Tenía razón mi querida amiga Pilar del Río. Un portugués y un uruguayo: Saramago -su marido- y tú. Excepcional pareja literaria que ha llenado de estrellas nuestros libros y trasladado incontables universos de resplandor y brillantez en los mejores anales literarios de nuestro siglo.

Algunos hacía tiempo que te homenajeábamos como mejor se puede hacer a los creadores: leyendo tus obras, escuchando tu voz celosamente guardada entre mi colección de voces de escritores procedentes de todo el mundo (vinilos y CDS -los tuyos- llegados desde Cuba, México, Uruguay, España, etc…). Gracias por haber vivido.

Adiós con cariño, respeto y admiración

Permíteme que me despida de ti con una reciente anécdota surgida del mas puro azar. Hace dos semanas contacté con Cátedra de la Universidad de Alicante que lleva tu nombre. Escribí al profesor José Carlos Rovira, entrañable estudioso de tu obra y experto en Pablo Neruda, para comunicarle mi anticipo en Voces del Desierto de una exclusiva mundial sobre una locutora y el vate chileno.

Aunque acaba de regresar de Chile, su respuesta fue inmediata, confirmándome su desconocimiento -hasta ese instante- de esa preciosa información nerudiana, y pidiéndome mis datos para enviarme algo de mi interés. Hoy Rovira, Carmen Alemany (Directora del Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti, al que legaste las más de tres mil obras que integraban tu biblioteca de Madrid) preparan un homenaje a tu figura en esa capital del Mediterráneo.

Adiós sensacional Mario -orgulloso discípulo de Vallejo, Neruda, Pessoa y Borges- esta vez la muerte no te ha dado tregua. Los grandes poetas -los gigantes, como tú- no mueren jamás: sólo dejan de escribir. Adiós uruguayo del exilio y de la tristeza. Adiós a tu ingenio y creatividad.

No sabes el profundo significado que ha tenido en mi vida haber conocido a personas como tu. Te recordaré con cariño, respeto y admiración. Para mí siempre serás uno de los más grandes escritores de nuestro siglo. Que tu inspiración repose definitivamente junto a tu cansado cuerpo hasta el final de los tiempos. ¡Salud, puños y flores para Mario Benedetti!.


Javier Julio García Miravete

Escribo luego existo. Me apasiona la cultura y soy un empedernido luchador contra la injusticia y la corrupción. Admiro la sabiduría de los demás y a cuantos crean para la construcción de un mundo mejor. No me duelen prendas para reconocer en los demás méritos y virtudes, que me gustaría aprender de ellos. Soy un rebelde con causa siempre abierto a nuevos caminos y empresas. Periodista amante de la ciencia, el arte, la literatura, la fotografía, el cine, la música, el coleccionismo, los libros y papeles antiguos que me permiten reconstruir perfiles e historias de otros tiempos. Sueño con proyectos magníficos que me desbordan y que no logro activar por desintereses políticos. Desde aquí impongo mis normas sin someterme a protocolos. Escribo lo que quiero como quiero e intento ser libre.

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