María Hernandez: La locutora despedida por leer «Un Neruda para Salvador Allende»


Se llamaba María Yolanda Hernández Soto. Era chilena. Nació en Punta Arenas y falleció en Talca. Fue locutora, actriz de radioteatro, cantante, etc… Voces del Desierto cuenta en exclusiva con sus memorias. ¿Existió alguna relación entre ella, Salvador Allende y Pablo Neruda?. La respuesta es sencillamente «si», como demuestran los datos y el poema inédito -dedicado y firmado- del Nobel, en poder de este autor. Una hermosa historia, hasta hoy desconocida, con la que deseo obsequiar a mis lectores.

Nació el 20 de junio de 1926 en la ciudad chilena de Punta Arenas y falleció el 26 de febrero de 1971 en el muncipio de Talca. Su trayectoria profesional comenzó en 1945, tras cursar estudios periodísticos y de declamación en su ciudad natal.  Pablo Neruda escribio un poema -inedito- que recito durante una campaña para la presidencia de Salvador Allende. Este posicionamiento politico y su condición de madre de dos hijos (soltera), la llevaron a morir en la más absoluta miseria.

Sus primeros años como locutora de radioteatro, pinchadiscos y cantante melódica

Debutó como locutora, actriz de radioteatro y pinchadiscos, en Radio Polar, donde se estrenó con la obra “El Abanico de Lady Windermire” de Oscar Wilde. Dos años después -en 1947- saltó al escenario como cantante melódica. Tras un bienio en esta frecuencia, ingresó en Radio Militar Austral, dedicada a difundir valores cívicos y culturales, donde permaneció hasta 1950.

Su siguiente asalto fue en Radio Austral, una de las emisoras más antiguas del país, dedicada especialmente a informar al sector agropecuario e impulsar a los radioaficionados. En 1952 comenzó a trabajar en Radio Voz del Sur. Su polifacético director tocaba varios instrumentos y dirigía la orquesta que acompañaba a María en la sobremesa de los domingos. “Era divertido ver el desparramo de agujas y discos quebrados, conmigo las discotecas tiritaban, pues contaban casi todos los programas más que con la animación, se destacaba la música grabada”, explica en sus memorias- a las que ha tenido acceso en exclusiva Voces del Desierto- dictadas a su hija América en 1970, durante una estancia hospitalaria en la ciudad de Talca.

En esta emisora estuvo hasta 1956 conduciendo radioteatros y otros programas. Destacó un bloque infantil donde María contaba cuentos, poniendo voz a los diferentes personajes que aparecían en escena.

Cima y declive de una mujer solidaria y contracorriente

El 1 de Mayo de 1956 (fiesta del trabajo) María se incorporó a Radio Nuevo Mundo, alcanzando ese mismo año, su cima profesional, al poder actuar con el reconocido actor y galán Justo Ugarte. Sin embargo, este tiempo de gloria fue breve y efímero.

María Hernández se dejó seducir por una oferta para inaugurar una nueva frecuencia: Radio Viña del Mar. Pese a los ruegos y funestos vaticinios de sus compañeros, tomó su equipaje, incorporándose a su nuevo destino en junio de 1956.

Pero, las sólidas expectativas iniciales pronto se transformaron en quiebra empresarial, y junto a sus compañeros pronto se vio sin trabajo. “Tras nueve meses de intensa labor, nuestro contrato finiquito desde gerente a júnior. Debíamos abandonar la emisora. No se cumplió con la Publicidad, hubo que buscar nuevos horizontes y todos nos dispersamos. Sólo quedaron los recuerdos”.

Sin embargo, según relata en sus memorias “inéditas”: “allí viví, conocí la felicidad del mar, paseando junto a mi pequeña América, disfrute de los paseos, los jardines, su gente, los espectáculos, el casino, sus Victorias… ¡Si!. Por eso amo a Viña, viví, fui feliz, sufrí y amé”.

Regreso a Radio Viña del Mar y vocación de servicio

En 1959 María Hernández volvió a Radio Viña del Mar, asumiendo -durante dos años, hasta 1961- el programa “En qué podemos servirle”, enfocado hacia las comunidades de Viña y de Valparaíso. Los oyentes enviaban cartas y telefoneaban en directo al programa, resolviendo miles de casos.

“Aún conservo aquel pergamino bellamente pintado por una auditora y como esa hermosa obra atesoro recuerdos inolvidables, cartas, objetos y el estimulo de aquel publico que aun a pesar de los años me recuerda… ¿porque? ¡Bueno!. Mi lema es mientras viva: servir y ayudar a quien lo necesite”, fueron algunas palabras que la locutora, actriz de radioteatro, etc… dictó a su hija.

Durante un corto espacio de tiempo el año 1961, María Hernández integró la plana de Radio Valparaíso, asumiendo dos programas: uno femenino y otro infantil. Pero, los avatares políticos se precipitaron y se quedó sin trabajo.

En esas fechas la derecha se había instalado en el poder y dirigía los designios de Chile el Presidente Arturo Alessandri Palma quien pronto comenzó una represiva persecución política.

Fue un largo periodo de forzada inactividad que se prolongó hasta 1964 y que la locutora relató a su hija con amargura: “¿Tengo culpa de haber trabajado con Rene Largo Farias; y que éste, en aquel entonces, fuera de extrema izquierda?. ¡No!. Sin embargo, estuve tres años cesante, tres años de angustia, golpeando las puertas de todas las radios… ¡No hay vacantes! era la respuesta. La vida me cobraba una deuda injusta”.

Recitando un poema de Pablo Neruda para Salvador Allende

Entre agosto y septiembre de 1964 comenzó en Chile la III Campaña para la Presidencia de Salvador Allende. Encontrándose sin trabajo, María asumió la responsabilidad de integrar el comando de su candidatura. “Esto significaba dejar solos a mis hijos, en un barrio que era una toma, pues ya no tenía para cancelar un arriendo, ni mucho menos comprar una vivienda”, explica en sus memorias.

Madre soltera, de izquierdas y avanzada en su tiempo, María alumbró dos vástagos: Sergio Ricardo Zúñiga (fallecido) y América Estrella Rojas Hernández, enfermera de profesión; que -en compañía de su madre- crió, mantuvo y educó.

Pero el momento más emotivo de sus recuerdos -según su relato- fue al hacer memoria sobre su azarosa y entrañable relación con Salvador Allende -volcada en su campaña presidencial- con Pablo Neruda a su lado. “Regreso tarde casi todas las noches y el trabajo es fuerte y comprometido, nos apoyan grandes personalidades, artistas, soñadores, cantantes, poetas, mujeres, jóvenes y entre ellos el gran Pablo Neruda, muy cercano, preocupado de los mas mínimos detalles..”, destaca entre sus recuerdos.

“Y finalmente llegó el día oficial de su candidatura, la ultima, la que será irrevocable y dependerá de ella los votos que se logren. Como locutora reconocida y sabiendo que una de mis dotes es la declamación (siempre me gustó el arte de recitar)…me nombran locutora oficial de este importante acto, que se realizara en el parque Italia en Valparaíso. Estoy muy nerviosa y Pablo se sienta a mi lado y empieza a escribir en mi vieja máquina un poema dedicado especialmente para esta ocasión. Luego me pide que lo vaya declamando con fuerza, con convicción y él mismo con su característico lápiz pasta verde, va subrayando lo que debo dar mas fuerza, va marcando las interrogantes y va marcando también las exclamaciones. Luego en un gesto muy suyo de desinterés total por sus escritos, me lo firma al pie del poema con una dedicatoria muy especial para mi…”con una flor para Maria Yolanda Hernández”.

El original de este texto inédito forma parte de la colección personal del autor de esta web y está destinado -junto a estos datos que por primera vez ven la luz en Voces del Desierto y otros muchos aún desconocidos- a un futuro proyecto editorial, que si mi editor no me lo echa abajo se titulará: “¡Salud, Pablo Neruda!”. Por ese motivo me reservo la divulgación de esta magistral pieza del vate chileno.

Muerte en plena miseria y masivo apoyo de la profesión para sus hijos

«Este recuerdo así borroso tiene para mi un gran valor, son frases llenas de honda realización, alguien las escribió, las marcó al margen, dirigió su modulación, alguien persiguió un fin, alguien alentó una esperanza, alguien impulso a una vibrante muchedumbre, alguien aplaudió la idea y todos concordaron aquella tarde en el parque Italia que tenía que ser una realidad, todos vibramos y yo con voz trémula y vibrante, a todo pulmón, dije los versos, creí en la victoria, la victoria que los poderosos nos arrebataron. Pero, junto a ti gran Pablo Neruda -digo- aun “tenemos esperanzas”.

Corría noviembre de 1964, y en esta ocasión Allende -medicó de profesión- no obtuvo el poder y la cosa se complicó aún mas para María: “Ahora, en Viña y Valparaíso, existen menos posibilidades para mí. Ya nadie me contrata, soy persona non grata por haber participado públicamente en una campaña así. Me veo muy angustiada, estoy viviendo muy mal con mis dos hijos y mi madre, sin saber donde ir, porque una en estos momentos ve todo negro. Mi antiguo amigo Antonio Benedicto -comunista- me dice que tiene una cadena de radios y que en Talca necesita una locutora. En menos de una semana estaba instalada allí. Fue uno de mis trabajos más largos, solo interrumpido por mi enfermedad el año 1969.

María Hernández falleció de cáncer el 26 de febrero de 1971, a la edad de 44 años, totalmente arruinada. Durante su estancia hospitalaria sus compañeros se volcaron por conseguir apoyos económicos que permitieran salir adelante a su familia.


Javier Julio García Miravete

Escribo luego existo. Me apasiona la cultura y soy un empedernido luchador contra la injusticia y la corrupción. Admiro la sabiduría de los demás y a cuantos crean para la construcción de un mundo mejor. No me duelen prendas para reconocer en los demás méritos y virtudes, que me gustaría aprender de ellos. Soy un rebelde con causa siempre abierto a nuevos caminos y empresas. Periodista amante de la ciencia, el arte, la literatura, la fotografía, el cine, la música, el coleccionismo, los libros y papeles antiguos que me permiten reconstruir perfiles e historias de otros tiempos. Sueño con proyectos magníficos que me desbordan y que no logro activar por desintereses políticos. Desde aquí impongo mis normas sin someterme a protocolos. Escribo lo que quiero como quiero e intento ser libre.

Un comentario en «María Hernandez: La locutora despedida por leer «Un Neruda para Salvador Allende»»

  • el 30 marzo, 2018 a las 8:52 pm
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    Julio Javier.- Estoy leyendo esta pequeña biografía de la locutora/periodista Maria Hernández.Gran valentía y talento con varios hijos y dispuesta – en esas fechas – romper moldes y seguir adelante. Seguro no le fue nada fácil cuando hasta Maria Lejarraba, escritora editaba sus libros a nombre de su esposo para que las pudieran pagar por ello.
    Gracias. Me ha gustado.

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