En torno al poeta Federico García Lorca y su pasión argentina (II)


En octubre de 1933, Federico García Lorca Lorca viajo a Buenos aires invitado por la Sociedad de Amigos del Arte. La visita prevista para una semana se prolongo hasta seis meses. En la capital porteña compartió tertulias con Pablo Neruda (entonces Cónsul de Chile), Borges, Storni, Ocampo, etc… Además consumió mate, disfruto de los tangos de Gardel, realizo bocetos para Yerma y obsequio a sus amigos y benefactores con  dibujos (algunos aun inéditos y desconocidos).

Viaje a España de la bonaerense Victoria Ocampo y contacto con Federico García Lorca

Durante el año 1930 la escritora argentina Victoria Ocampo viajó desde Buenos Aires a París, donde -entre otros- conoció a Jean Cocteau. Un año después, fundó la Revista Sur (nombre sugerido por Ortega durante una conversación telefónica), sobre  la que Bioy Casares dirá: “Sur fue un desafío para ella, como abrir un camino en la jungla”. En ella escribirán muchos de los escritores más importantes del siglo. Durante ese mismo ejercicio Victoria viaja a España y visita las cárceles de nuestro país.

En 1931 se proclama la República en España y en 1933 Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública, insinúa a García Lorca y Eduardo Ugarte que organicen el teatro estudiantil «La Barraca», con alumnos de la Universidad de Madrid. Con su compañía teatral el dramaturgo granadino recorre todos los rincones de España.

A comienzos de este año Victoria Ocampo funda en Argentina la editorial Sur para divulgar la mejor literatura de la época y al mismo tiempo intentar solventar la revista.

Su primera obra publicada fue el Romancero Gitano de Federico García Lorca, a quien conoció durante su permanencia en nuestro país.

La peña “signo”, Lola Membrives y los bocetos y dibujos de Lorca

Mientras en España se estrena Bodas de Sangre, marcando su primer gran triunfo teatral. El 13 de octubre de 1933 arriba en Buenos Aires, reclamado por el eco de esta tragedia, que de ser representada en el teatro Maipú, a los 12 días de arribar Lorca en Buenos Aires paso a las tablas del Avenida, a tan solo una calle del Hotel Castelar, donde se alojo el poeta.

El poeta granadino arribó en el puerto de Buenos Aires a bordo del trasatlántico italiano Conte Grande, invitado por la Sociedad Amigos del Arte para impartir varias conferencias sobre literatura.

Allí se hospeda en la habitación 704 del Hotel Castelar. La peña signo, que en los años 30 funciono en la bodega de su subsuelo, lo agasajó. Reunía a intelectuales argentinos y extranjeros de la época y fue frecuentada por Alfonsina Storni, Oliverio Girondo, Conrado Nalé Roxlo y Jorge Luis Borges, entre otros. García Lorca estuvo también con su incondicional amigo Pablo Neruda, entonces cónsul de Chile en Buenos Aires.

En la capital Argentina Lola Membrives le dedico una temporada, llevando a las tablas del Teatro Avenida sus obras: Bodas de Sangre, Mariana Pineda, La Zapatera Prodigiosa, contando con su presencia. También en estas mismas bambalinas acogieron La Dama Boba (adaptación del texto de Lope de Vega realizada por Lorca) y el estreno mundial de La Casa de Bernarda Alba, obra varias veces prohibida y muy criticada por la clase conservadora madrileña.

El público porteño quedó conmovido ante tan derroche de sensibilidad de las historias y el autor fue ovacionado al final de cada representación y se daban innumerables banquetes en su honor y el autor granadino quedó extasiado por la cantidad de invitaciones que recibía. La prensa local acogió a Federico con grandes titulares, viviendo una de las épocas más prósperas de su vida.

La misma noche del reestreno de Bodas de Sangre, el dramaturgo se dirigió al público bonaerense: «En los comienzos de mi vida de autor, yo considero como fuerte espaldarazo esta ayuda atenta de Buenos Aires, que correspondo buscando su perfil más agudo entre sus barcos, sus bandoneones, sus finos caballos tendidos al viento, la música dormida de su castellano suave y los hogares limpios del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas». En una carta a sus padres, Federico García Lorca recordaba aquella noche de gala en el Avenida abarrotado «por lo mejor de la sociedad de aquí», que se puso en pie para darle «una ovación de cinco minutos».

Tan efusivos fueron los homenajes que recibió durante su estancia que llegó a declarar: «Estoy abrumado por la cantidad de agasajos y atenciones que estoy recibiendo. Estoy un poco deslumbrado de tanto jaleo y tanta popularidad. Aquí en esta ciudad tengo la fama de un torero».

“Lorca: un andaluz en Buenos Aires 1933-1934”, un libro muy revelador

El poeta, dramaturgo y compositor español correspondió a su bienhechora Lola Membrives con varios dibujos (aun desconocidos e inéditos), presuntamente en poder de su hijo Juan Reforzo Membrives. También Neruda, cuya amistad se había fraguado varios años antes en Madrid -y otros miembros de la “peña el signo”- recibieron dibujos y algunos también poemas manuscritos dedicados ad expreso, que Federico les entrego como muestra de gratitud, según aseguro al autor de Voces del Desierto Roberto Fango, Gerente del Café Tortoni.

Lorca también concluyo su presencia en Buenos Aires con una función de títeres. Sobre sus seis meses en la ciudad porteña, cuando iba para una semana se sabe relativamente poco. En julio de 1999 fue presentado en Buenos Aires el libro del maestro y docente argentino Pablo Luciano Medina, una investigación realizada en torno al teatro Avenida, compilada bajo el titulo de “Lorca, un andaluz en Buenos Aires 1933-1934”, con numerosas ilustraciones y fotos en blanco y negro y color recopiladas por el autor.

Medina además fue el creador de la asociación civil La Nube, Infancia y Cultura. Es especialista en literatura infantil y juvenil, juegos, juguetes y títeres, temas a los que ha dedicado su vida, habiendo participado como asesor en diversos proyectos vinculados a la infancia dentro y fuera de su país.

Encuentros de intelectuales en el mítico Café Tortoni

Fundado en 1858, el Café Tortoni es el más antiguo de Argentina. Entre sus enmaderadas paredes, junto a sus mesas de roble y mármol verde, se sentaron Alfonsina Storni, Benito Quinquela Martín, Carlos Gardel, Baldomero Fernández Moreno, Luigi Pirandello, Federico García Lorca y Arturo Rubinstein entre otros artistas, hombres de letras y parlamentarios que traspasaron algo de su personalidad a este tradicional café, inseparable de la historia bonaerense.

El Café Tortoni era frecuentado por un grupo de pintores, escritores, periodistas y músicos que formaban la Agrupación de Gente de Artes y Letras, liderada por Benito Quinquela Martín. En mayo de 1926 forman La Peña, y le piden a Don Celestino Curutchet, que les deje usar la bodega del subsuelo. El dueño acepta encantado, porque según sus palabras… los artistas gastan poco, pero le dan lustre y fama al café….

Allí se daba cita la creme de la creme: Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, entre otros, con quienes Federico García Lorca compartió tertulias e incluso hizo bocetos de Yerma, su nueva obra a estrenar en Buenas Aires y regalo varios dibujos y caricaturas a varios amigos de la Generación del 27. Celoso Borges sobre su dinamismo y excelente sentido del humor, comento: “lo que no me gusta de Lorca es que trabaja de andaluz todo el tiempo”.

De conocido a auténtica celebridad en Argentina

El medio año que Lorca estuvo en este pais -tiempo relativamente corto en la vida de una persona- puede decirse que se pasó de ser un dramaturgo conocido a una celebridad.

Federico amaba Argentina tanto que en una carta a su padre escribió: “Buenos Aires es una ciudad maravillosa; es como me gustaría que fuera España: cosmopolita, llena de amigos, desprejuiciada, tumultuosa, desbordante de vida y de cultura. Mientras que en Madrid silban y patalean cuando no entienden una obra, en Buenos Aires te agradecen la dificultad, les gusta exigirse, son un público maravilloso. De Londres, de París y de Nueva York me fui casi disfrutando la partida, pero sufriré mucho al dejar Buenos Aires“.

Cuando Lorca fue detenido y fusilado por los falangistas (apenas 16 meses después) en la noche del 19 al 20 de agosto de 1936, la noticia sacudió al mundo. En Argentina se izo la bandera a media asta y se lloro su perdida con desconsuelo.

Federico no solo tiene una calle en Buenos Aires (y otras en diferentes lugares del país donde disfruto del tango y conoció a Carlos Gardel), algunas plazas y varios monumentos, sino que dejo una huella indeleble en el espíritu de los porteños de la época.

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Javier Julio García Miravete

Escribo luego existo. Me apasiona la cultura y soy un empedernido luchador contra la injusticia y la corrupción. Admiro la sabiduría de los demás y a cuantos crean para la construcción de un mundo mejor. No me duelen prendas para reconocer en los demás méritos y virtudes, que me gustaría aprender de ellos. Soy un rebelde con causa siempre abierto a nuevos caminos y empresas. Periodista amante de la ciencia, el arte, la literatura, la fotografía, el cine, la música, el coleccionismo, los libros y papeles antiguos que me permiten reconstruir perfiles e historias de otros tiempos. Sueño con proyectos magníficos que me desbordan y que no logro activar por desintereses políticos. Desde aquí impongo mis normas sin someterme a protocolos. Escribo lo que quiero como quiero e intento ser libre.

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